Radio Nacional La Quiaca mantuvo dialogo con Javier Bach Bilbao, trabajador de la Aduana Argentina, sobre la promesa ya clásica en épocas de elecciones, “zona franca”. Y estas fueron algunas de sus reflexiones mas interesantes
“Creo que una zona franca no significaría un beneficio para una región como la puna o como la provincia de Jujuy. Porque hoy estamos con una política económica que pretende priorizar los puestos de trabajo, la producción nacional, el consumo nacional, y más aún en contexto de pandemia”.
Javier Bach tiene muy claro que esta no es una idea nueva y que no es casualidad el contexto en el que surge: “recuerdo al ex intendente. Que llegó por primera vez por el voto en 1995, batiendo el parche de la zona franca y lamentablemente hablo de otras épocas económicas (otro modelo)”.
“Éste tema fue retomado en diversos momentos. También hemos visto estos últimos años al gobierno provincial de Cambiemos enarbolado esa bandera que desde mi punto de vista es simplemente una ficción de espejitos de colores que se presenta en cada previa electoral para, de alguna manera, sumar voluntades en un contexto de contienda electoral. Y que está muy alejado la idea de zona franca como un beneficio real para el pueblo”.
También explica cómo el sistema económico mundial funciona respecto a estas iniciativas:
“Vemos como todos los países del mundo establecen un mecanismo de salvaguarda para sus producciones locales y nacionales”.
“Uno puede entender que ciertas zonas francas en otros países han cumplido un rol importante. Como Iquique donde, por ejemplo, existen características geográficas totalmente distintas, otras condiciones. Chile, el país hermano, donde los modos de producción y las fábricas son bien distintos a los argentino”.
El modelo que plantea el gobierno provincial de Jujuy, a través de JEMSE y sus promotores locales, siempre fue el de Iquique”.
Ante eso, Bach Bilbao manifiesta: “Si uno ve cómo funciona hoy Iquique. Como receptora del excedente de la superproducción del hemisferio norte, por ejemplo de Asia y el Pacífico, del bloque de la Unión Europea e incluso Estados Unidos; uno puede entender que sería un problema abrirle la puerta a ese excedente de producción mundial.”
Es así que, de acuerdo a los flujos e intereses económicos, las potencias mundiales van controlando el comercio internacional. Según el análisis de Javier Bach Bilbao: “Los países del hemisferio norte cuidan sus producciones locales y cuidan el trabajo de sus pobladores, impidiendo que otras mercaderías ingresen de forma casi irrestricta a sus territorios, salvo aquellos que tengan otro modelo de país.”